domingo, 28 de diciembre de 2008

Holmes y la realidad (2)

Vimos recientemente la curiosa y estrecha relación entre el mundo ficticio de las aventuras de Sherlock Holmes y la realidad. Vimos como, por una parte, muchos lectores creyeron Holmes era un personaje real gracias a ciertos artificios literarios y, por otra parte, como algunas personas con tanto humor como amor por el personaje, se dedicaron a hacer estudios sobre él partiendo de la premisa de que las narraciones del Canon eran rigurosamente históricas; estudios que se dedicaban, fundamentalmente, a subsanar los errores e incongruencias que se encuentran en los relatos y a hacerlos encajar internamente y con la realidad. Hoy vamos a dar algunos ejemplos de ambas actitudes:

Without a clue
Una inteligente vuelta de tuerca al problema: en Sin pistas, Watson (Ben Kinskey) es realmente el escritor y también el genial detective; atribuye sus hazañas detectivescas a un personaje que inventa, Holmes, hasta que, por la presión del público, se ve obligado a contratar a un torpe actor que le encarne (Michael Caine). SH: ¿Qué estoy haciendo? Dr. W: Buscando huellas de pasos SH: ¡Ah! ¿He encontrado alguna? Dr. W: Aún no. SH: Avíseme cuando lo haga.

A propósito de los primeros dijimos que muchos enviaron cartas al detective, a menudo pidéndole ayuda, otros ofreciéndosela, como este apicultor que cuando se enteró de que el gran detective se retiraba al campo escribió:

10 de octubre de 1904
Querido señor:
Me entero por los diarios de la mañana que va usted a retirarse para consagrase a la apicultura. Ignoro si la presente proposición será oportuna pero, en caso de que usted la juzgue como tal, me sentiría muy honrado si mis consejos pudieran serle de utilidad.
Le dirijo esta sugerencia en reconocimiento por el placer que me han procurado sus escritos en mi juventud. Me dieron horas de felicidad, por lo que estoy seguro de que leerá usted esta lineas apreciando el sentimiento que las inspira.
Respetuosamente,
W. Herrod

Del mismo día data esta otra:

A Sir Conan Doyle, Baronet:
¿Tendría el señor Sherlock Holmes necesidad de los servicios de una mujer que se encargue de su casa de campo en Navidad? Conozco una persona que aprecia mucho la vida tranquila del campo y en particular las abejas, una mujer discreta de la vieja escuela.
Sinceramente suya,
M. Guton, c/o the Hon. P.
Cranston, Hurst Hill House, Totland Bay, Isla de Wight


En una carta del 11 de mayo de 1906 encontramos incluso a alguien que cree ser el mismísimo detective:

¿Qué dirá el mundo cuando sepa que usted, Dr. Conan Doyle, no cree en la existencia de su Sherlock Holmes?... El hecho de que yo sea el verdadero Sherlock Holmes va a conmocionar el mundo entero, no sólo América, sino también Europa.

Manual de apicultura de LangstrothColmena Langstroth
A la izquierda, una edición moderna del manual de apicultura del reverendo Langstroth de 1853, el clásico por excelencia en la materia en época de Holmes e inventor de la colmena desmontable que lleva su nombre y que hoy es usada en todo el mundo

El pionero de los estudios Sherlockianos fue Ronald Knox, de la Universidad de Oxford, donde dio una conferencia sobre el particular, que publicó a continuación con el título de «Ensayo sobre la literatura de Sherlock Holmes». En fecha tan temprana como 1911 adopta ya la postura de tomar como reales los personajes y los hechos y trata varias inconsistencias del Canon, entre ellas la ya conocida por ustedes del error de la esposa de Watson cuando le llama «James» en lugar de «John». Hay que tener en cuenta que entonces se estaban todavía publicando los relatos que forman parte de la recopilación titulada Su última reverencia y que, por tanto, quedaban aún por publicar, y seguramente por escribir, todos los que se encuentran en El archivo de Sherlock Holmes.

Ronald Knox
El problema de los estudios holmesianos y teológicos es el mismo: dar coherencia y verosimilitud a un corpus incoherente y ficticio. No es extraño pues que el pionero de aquellos fuera un sacerdote. Anglicano convertido al catolicismo, como sus amigos sherlóckfilos Chesterton (creador del Padre Brown) y William S. Baring-Gould;
autor del deuterocanónico Sherlock Holmes, de Baker Street. Knox aplica los mismos métodos en teología que en sus ensayos sherlockianos o en sus sermones; como aquel en el que justificaba desde la fe la cruzada del general Franco un año después de iniciarse la Guerra Civil.

Ronald Knox, teologíaRonald Knox, ficción
Dos obras de Ronald Knox; una recopilación de homilías sobre sus santos favoritos y una de sus novelas de detectives. Ha sido más celebrado en su faceta de teólogo y apologeta que en la de autor de ficciones detectivescas

Sin embargo, la cuestión empezó a tomar amplitud a partir de la reedición de este ensayo en 1928, ya que provocó la respuesta de Sidney Roberts, de la Universidad de Cambridge, «Nota sobre el problema de Watson» en 1929 y Dr Watson, Prolegómenos a un problema biográfico, 1931. En los años 30 aparecieron otros por diferentes autores como H. W. Bell en 1932 y Vincent Starrett en 1934, lo que provocó que en la misma década se crearan las primeras sociedades holmesianas. Este movimiento no se ha detenido, de manera que estas sociedades son hoy muy numerosas, así como los ensayos de este tipo, entre los que recordaremos el ya mencionado pero imprescindible Sherlock Holmes, de Baker Street, 1962 de William S. Baring-Gould.

Durante la primavera de 2008, apareció en varios periódicos españoles, así como en la portada de Menéame, alusiones a una encuesta británica que concluía que el 58% de los ingleses actuales creen que Holmes es un personaje histórico. Aunque personalmente he encontrado a individuos de esa opinión, tras consultar la fuente de la noticia (UKTV Gold) se advierte que no se trata de una encuesta muy seria, ya que, entre otras faltas de rigor, cae vergonzosamente en el error que pretende denunciar, por ejemplo, tomando por personajes ficticios a Dick Turpin o a Lady Godiva, cuya realidad histórica está fuera de toda duda.

Pueden leer la primera parte de este post aquí: « Holmes y la realidad (1)»

La información relativa a los ejemplos de lectores que tomaban a Holmes por un personaje real y sus cartas están tomados del libro de Pierre Nordon Todo lo que ha querido saber sobre Sherlock Holmes sin haberle conocido, 1994. La información sobre los primeros ensayos holmesianos está tomada fundamentalmente de la Wikipedia en francés.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Pelea clandestina

Quisiera llamarles la atención sobre las nuevas fotos de la película Sherlock Holmes (2009) de Guy Ritchie, ya que una de ellas está directamente relacionada con el post publicado hace pocas horas aquí, puesto que vemos a Holmes (Robert Downey Jr.) participando en una pelea clandestina. Han aparecido en Rope of Silicon y las ha traído a la blogosfera hispana Uruloki.

Artes marciales

Destacábamos recientemente dos características que los detectives televisivos actuales han heredado de Sherlock Holmes: el enfoque científico de la investigación policial y la habilidad en artes marciales. Hoy trataremos esta última, dejando los aspectos científicos para una próxima entrada. Efectivamente, Holmes era experto en diferentes deportes de combate: la primera mención la encontramos en la famosa lista que hace Watson de las habilidades y conocimientos de su nuevo compañero de piso, cuando intentaba averiguar a qué se dedicaba éste en la vida; el undécimo punto decía «Es un experto luchador de singlestick, boxeador y espadachín.» (STUD, 2). En lo relativo a las artes marciales japonesas, cuando cuenta a Watson la lucha final contra Moriarty en las cataratas de Reichenbach, le dice «tengo cierto conocimiento, sin embargo, de baritsu, o sistema japonés de lucha, que me ha sido útil en más de una ocasión» (EMPT). El interés del personaje por Asia se subraya con menciones al budismo, de las que nos ocuparemos en otra ocasión.

StudyonTerror
En las recreaciones de las habitaciones de Baker Street vemos con frecuencia guantes y trofeos de boxeo, así como cuadros de asunto pugilístico e incluso punching-balls, también espadas, floretes y otras armas, de las que nos ocuparemos en su día. En la imagen, un momento de A Study in Terror, donde se ven varias armas al fondo

No se saca, empero, mucho partido de estas habilidades en el Canon. De la pugilística nos da Holmes una muestra cuando corrige a Mr. Woodley, uno de los villanos que pretendían desposeer de su herencia a la joven señorita Violet Smith: «Hago tan poco ejercicio físico que siempre es un placer hallar la ocasión -me dijo- ya está usted al tanto de que poseo cierta competencia en el viejo y buen deporte británico del boxeo. Ocasionalmente resulta útil. Hoy, sin ir más lejos, me habría ido ignominiosamente mal sin ella.» (SOLI). En este fragmento televisivo basado en el pasaje no tenemos ocasión de ver cómo se llevan al infortunado rival de Holmes en una carreta:
El boxeo de la época era todavía muy deudor de la esgrima en el juego de las distancias y las guardias perfiladas. Tutubeado por jjpittock

Holmes_reichenbach
La ilustración clásica de Sidney Paget del incidente de Reichenbach

JLJReichenbach
En la versión ofrecida por Joyas Literarias Juveniles (número 270) desaparece la lucha ¡Simplemente Moriarty intenta empujar a Holmes a traición y éste se aparta! Dibujo de Julio Vivas

Un beneficio colateral de este hobbie holmesiano es los contactos sociales que le permite tejer. Si el boxeo se considera en la época un deporte de caballeros, no es en ese medio social donde el detective trabará amistades: por ejemplo, en sus días en la universidad no tenía muchos amigos porque, entre otras razones, «Fuera del esgrima y el boxeo, tenía pocas aficiones atléticas» (GLOR). Más bien es en el medio de los truhanes donde cultivará relaciones; los luchadores son a menudo contratados como matones, o como guardaespaldas. La experiencia en este ámbito le permite a Holmes reconocer inmediatamente a Steve Dixie (3GAB) pagado para intimidarle y se le franquea la puerta de Pondicherry Lodge gracias a conocer al portero: «[...] Sí que me conoce, Mc Murdo -exclamó Sherlock Holmes campechano- No creo que me haya olvidado ¿No recuerda al aficionado con el que luchó tres rounds en Alison's rooms la noche de su beneficio, hace tres años?-¡No! ¡Mr. Sherlock Holmes! -rugió el luchador- ¡Dios! ¡Es verdad! ¿Cómo no le he conocido? Si en lugar de quedarse ahí tan tranquilo me hubiera dado ese gancho suyo a la mandíbula le hubiera reconocido sin mediar palabra» (SIGN, 5)


En Young Sherlock Holmes tenemos ocasión de ver tres demostraciones de esgrima; aquí pueden ver dos de ellas
En Sin pistas, Holmes es un personaje ficticio inventado por Watson e interpretado, a la sazón, por un incompetente actor que se ha visto obligado a contratar. En este combate intenta estar a la altura
Hubo de apelar a su habilidad en la esgrima de bastón la noche en que le agredieron dos personas a sueldo del Baron Gruner en Regent Street. Contando el incidente a Watson le dice «Soy algo experto en singlestick, como ustede sabe. Recibí la mayor parte del ataque sobre mi guardia. Fue el segundo hombre lo que resultó demasiado para mí.» (ILLU). Aunque en esta ocasión, igual que en la mencionada lista de habilidades, se aluda al singlestick, la variedad inglesa de la lucha con bastón, para la que se usa un modelo particular especial para el combate, el hecho de que los agresores, que iban vestidos de caballeros, y el mismo Holmes, recurrieran a bastones comunes de paseo, hace pensar que el detective no era ignorante en canne de combat, el arte marcial francesa que aprovecha las posibilidades defensivas del bastón de uso cotidiano.
Bartisu
Diferentes movimientos de bartisu rodeando a su creador; tomado de la Wikipedia
El baritsu, ha sido objeto de controversia durante décadas en círculos holmesianos, ya que no existe ningún arte marcial con ese nombre. Durante años se ha identificado erróneamente con el bujutsu, el sumo o el judo, pero en los noventa del siglo último fue establecido de manera definitiva por estudios de diversos holmesianos, como Y. Hirayama, J. Hall, Richard Bowen y James Webb (cf. Wikipedia) que, en realidad, se trata del bartisu.
3GAB
Imagen del episodio de la serie de Granada que adapta «Los tres gabletes», donde Holmes visita un sala de boxeo

En la versión rusa Watson estaba muy preocupado porque sospechaba que la actividad de Holmes podría tener relación con el crimen. En el momento crítico le reta a un combate de boxeo, no sin antes haber ocultado su revolver a mano. Al final, Holmes le dice; «Efectivamente mis actividades tienen relación con el crimen; soy detective particular.» Waton se encuentra muy tonto y con insuficiente capacidad de deducción, un sentimiento al que se deberá acostumbrar: «Debí adivinarlo desde el principio» dice «¡desde la prueba de la hemoglobina!»

El bartisu es una mezcla de judo y jujutsu con elementos de sistemas de defensa europeos, como los mencionados más arriba. Fue desarrollado por Edward William Barton-Wright entre 1898 y 1902, a su regreso de Japón, donde había residido tres años y entrado en contacto con la lucha japonesa. El nombre de «bartisu» es una mezcla de jujutsu con el nombre del inventor.


La relación de Holmes con las artes marciales ha sido, por supuesto, explotada en los pastiches asiáticos. Aquí vemos una magistral demostración de violín-jutsu, procedente de la película Sherlock Holmes y la heroína china. Tutubeado por 7prcntcocaine
Luxación de hombroAbrazo mortal
Dos momentos de la versión de Granada TV. En una de ellas Holmes intenta una luxación de hombro con cierto estilo jujutsu.
Kinosuke Natsume con SH y el dr. W
En el Sherlock Holmes de Miyazaki, el detective traba amistad con el japonés, residente en Londres como estudiante, Kinosuke Natsume (episodio 19, «La piedra Rosetta») ¿es este encuentro el que aproximó al personaje a las artes marciales niponas?

El hecho de que Holmes domine esta técnica resulta sumamente innovador, tanto desde el punto de vista extrasistemático como intrasistemático. Desde el primer punto de vista debemos considerar que cuando Arthur Conan Doyle publicó el relato, en 1901, la técnica era completamente nueva y es sin duda el primer personaje de ficción europeo en conocer artes marciales de origen japonés, sus herederos, como mencionamos al principio, son multitud. Intrasistemáticamente la inovación es aún más importante, ya que la pelea entre Holmes y Moriarty se desarrolla, de acuerdo con Leslie S. Klinger, Barring-Gould y todos los más importantes cronologistas, en 1891; es decir, antes, incluso, de que el propio Barton-Wright viviera en Japón. Teniendo en cuenta que el Jujutsu y el Judo llegaron con el Maestro Yukio Tani y su hermano a Londres en 1899, seguidos por los maestros Uyenichi, Miyake, Ohno, Aida, Koizumi, y a la vez en Paris con la maestros Renie y Kawaishi, en 1905 (cf. este artículo sobre la historia de jujutsu, entre otras fuentes) podemos admitir que Sherlock Holmes fue tan innovador que, sin duda, fue el primero en practicar estos tipos de lucha en suelo europeo, para gran sorpresa de Moriarty. Esto abre nuevas incógnitas ¿cómo, dónde y con qué maestros aprendió esas técnicas?

En la película que prepara Guy Ritchie se ha declarado la intención de explotar las capacidades de Holmes como personaje de acción: esperemos un resultado estimulante. En 2004 las escenas de canne de combat que vimos en Arsène Lupin de Jean-Paul Salomé, con resabios tipo Matirx, fueron algo decepcionantes.

La letra capitular está montada sobre un sello británico de correos que conmemora la caida a la catarata de Reichenbach; encontrado aquí. Este post ha sido publicado simultaneamente en El Predicador Malvado, donde pueden encontrar otros relacionados: sobre esgrima en el cine pueden consultar éste y en este otro podrán ver la habilidad de Basil Rathbone en el noble arte de la espada.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El borrador preliminar

Hicimos referencia, hace algún tiempo, a una teoría que sitúa la residencia de Holmes en Upper Baker Street, quizá basándose en cierto documento conservado en los archivos de Arthur Conan Doyle. Vamos a ocuparnos más detenidamente de este documento, ya que ha servido de base o de excusa para diversas teorías holmesianas: se trata de un borrador con ideas preliminares para Estudio en escarlata. El penúltimo párrafo es un esbozo de lo que serán los improperios de indignación que Watson soltará tras leer en una revista el artículo «El libro de la vida», sin saber que el autor era su coinquilino, en el segundo capítulo de la novela. En último párrafo encontramos las opiniones que emite Holmes sobre Dupin y Lecoq un poco más adelante en el mismo capítulo. Pero veamos en detalle lo que dice la primera parte del documento:
Borrador de Estudio en escarlata
Reproducción encontrada aquí























Study in scarlet

Ormod Sacker- from Soudan from Afghanistan

Lived at 221B Upper Baker Street

With

I Sherrinford Holmes

The Laws of Evidence

Reserved-

[Slee]py eyed young man - philosopher - collector of [violins]

an amati- Chemist

I have four hundred a year-

I am a Consulting detective -

Estudio en escarlata

Ormond Saker- de Sudán de
Afghanistan

vive en el 221B de Upper Baker Street

Con

Yo, Sherrinford Holmes

Las leyes de la evidencia

Reservado-

Joven de mirada somnolienta - filósofo - coleccionista de violines

un amati - químico

Gano cuatrocientas libras al año -

Soy detective cosultor-


Algunos de estos elementos han sido utilizados desde una óptica intrasistemática, como en el caso mencionado más arriba que muda a Holmes de Baker Street a Upper Baker Street. En particular, el nombre provisional del detective, Sherrinford, ha sido muy explotado en muchos pastiches y, sobre todo, se ha adjudicado a diversos antepasados y parientes del detective:
En la más influyente biografía holmesiana, la de Baring-Gould, es el apellido de soltera de su madre Violet, así como el nombre de pila del mayor de los tres hermanos Holmes. El nombre aparece también profusamente en el árbol genealógico que publica Philip Jose Farmer en Tarzan Alive y, en suma, es el nombre más frecuente en todos los intentos genealógicos del personaje junto a Siger, tomado del pseudónimo que usó durante sus años perdidos Sigerson, literalmente hijo de Siger; incluso en la parodia cinematográfica El hermano más listo de Sherlock Holmes, el hermano se llama Sigerson.

El hecho de que el nombre preliminar del doctor sea Ormond, es decir la versión inglesa de un nombre irlandés, respalda, de una extraña manera que mezcla lo intrasistemático y lo extrasistemático, la teoría de Dorthy L. Sayers (que resumimos sucintamente aquí) según la cual la H del segundo nombre de Watson hace referencia a Hamis, la versión galesa de James.

Horace Vernet
Autoretrato de Horace Vernet, antepasado de Holmes por parte de madre, según declara en «La aventura del intérprete griego». Dice que heredó de él su atención al detalle. Imagen de la Wikipedia

El amati, que sería sustituido en la versión definitiva por un stradivarius, tendrá una reminiscencia en el capítulo tercero, donde se alude a una disertación de Holmes sobre las diferencias entre los violines de estos artesanos de Cremona.

Pasando al punto de vista extrasistemático, es decir, dejando de fingir que Holmes y Watson son personajes reales, también el documento nos da elementos de reflexión:

Hemos hecho ya referencia a la particularidad de que Watson sea a un tiempo narrador y personaje; esto tiene implicaciones narratológicas profundas que tendremos ocasión de explorar en el futuro, por lo que resulta interesante constatar que este borrador indica que esa decisión fue tomada más tarde: en la idea germinal era Holmes quien narraba, como prueba que hable de sí mismo en primera persona en todo el manuscrito y, cuando presta la voz al doctor en el penúltimo párrafo, lo hace entre comillas, como una cita, mientras que cuando habla Holmes no hay comillas.

En todo caso, el documento es una semilla fecunda en el fecundo jardín de holmesianos y analistas.

La letra capitular está montada sobre una imagen de la película Basil, ratón superdetective.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Watson y Fedón

Cuando Platón se puso a escribir sus ideas filosóficas tuvo una idea muy interesante desde el punto de visto de la técnica expositiva:

En lugar de decir «Pienso que tal y que cual» (ensayo) aplicó dos trucos: por un lado atribuyó sus pensamientos a otro personaje de autoridad establecida (Sócrates) y por otro, y esto es lo que nos interesa aquí, en lugar de aplicar un estilo discursivo introdujo diferentes voces, como si de una obra teatral se tratara, que pudieran interrumpir el discurso de la voz principal. De esta manera podía anticipar las objeciones o preguntas que al lector pudieran surgirle, siendo también un hábil artificio para organizar los contenidos, haciendo que los personajes introdujeran preguntas en el momento conveniente.

(Por otra parte, a demás de esta explicación desde el punto de vista de la técnica narrativa, esto tiene una justificación doctrinal ya que, según Platón, todos los conocimientos duermen en nosotros de manera innata, enseñar es hacer las preguntas adecuadas para despertarlos; sin embargo, si se fijan ustedes, en la mayor parte de los diálogos el único que emite ideas es Sócrates y los demás se limitan a decir «En verdad no puede ser de otra forma» , «Sí ¡oh, Sócrates!», «¿Cómo podría ser de otro modo?» y cosas así).

Desde entonces esta técnica ha dado mucho de sí en narrativa. Un «amigo del prota» siempre es muy útil para que el lector (o el espectador, resulta más importante en géneros dramáticos) se entere de las intenciones del protagonista gracias a que este tiene con quien hablar; para hacer de público dentro de la acción que admire las hazañas de héroe, etc. Es muy posible que la idea le viniera a Platón del coro de las tragedias.

La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David

Un ejemplo magistral de este tipo de personaje pueden encontrarlo ustedes en el capítulo XXI de la primera parte del Quijote. Tras capturar el yelmo de Mambrino, Sancho propone a su amo que se ponga al servicio de un emperador; don Quijote comienza aquí un largo desbarre explicando con todo tipo de detalles lo que pasaría en ese caso. Lo que sería una bochornosa paja mental si don Quijote estuviera solo se convierte en un diálogo maravilloso gracias a que Sancho le sigue la corriente, dejándose llevar por ella y tomando el relevo explicando lo que él hará cuando sea gobernador.

Este tipo de personaje acompañante, sin el cual el héroe nunca hubiera sido lo que llegó a ser (los franceses lo llaman faire-valoir, los ingleses sidekick) tiene una realización perfecta en Watson. El doctor cumple su papel tanto desde el punto de vista técnico como en el interior de la ficción, ya que Holmes necesita el asombro de su amigo para alimentar su ego. Podemos pensar que Conan Doyle tenía conciencia del abolengo platónico de su criatura, ya que tras la supuesta muerte de Holmes en Reichenbach le hace escribir las siguientes lineas, con las que acaba el relato «El problema final», en recuerdo de su amigo:

«[...] a quien yo siempre consideraré como el mejor y más sabio de los hombres a quienes me ha sido dado conocer.»

Referencia evidente a las que dedica Fedón a Sócrates y con las que acaba el diálogo que lleva su nombre:

«[...] a un varón que, como podríamos afirmar, fue el mejor a más de ser el más sensato y justo de los hombres de su tiempo que tratamos.»

Este artículo fue publicado originalmente aquí.

viernes, 21 de noviembre de 2008

La pantufla persa

En la entrada precedente citábamos un pasaje del relato «El ritual de los Musgrave», donde se hace alusión a la costumbre de Holmes de guardar su tabaco en una babucha persa. Watson insiste en este punto en las aventuras «El tratado naval», «El cliente ilustre» y «La casa vacía».
Es un problema para los fumadores de pipa la conservación de su tabaco en las mejores condiciones posibles; cotejando opiniones de aficionados verán cómo la punta de una zapatilla en la chimenea no es el lugar ideal para una conservación óptima ¿una reminiscencia de los calcetines donde aparecen los regalos navideños? Debemos, pues, concluir que el tabaco alojado en dicha pantufla era el destinado a fumar durante el día corriente, una manera de tenerlo a mano; el hecho de que Holmes fuera un fumador compulsivo presta verosimilitud a esta hipótesis.

Pero ¿a qué objeto alude Watson cuando dice «persian sleeper»? El calzado tradicional persa son las givás. Aunque hay modelos de más lujo y fantasía, se basan todos en la tradicional y humilde que vemos aquí abajo:

Disponemos de este par gracias al fiel parroquiano, amigo y corresponsal en Persia, Manusaurio, que las ha hecho llegar a París en un periquete

La capacidad de este ejemplar, en la bolsa formada entre el empeine y la suela, es de 500 cm3 lo que equivale a una cantidad de tabaco que oscila entre 100 gr., para tabacos voluminosos, como las picaduras en hebra y algo más de 300 gr. para tabacos prensados, tipo flake cut, tal como se encuentran en el comercio; pero, siguiendo nuestra hipótesis de que la idea era mantener tabaco a mano listo para su uso, estaría preparado con antelación, es decir, cuidadosamente desmenuzado, con lo que su volumen aumenta. A la luz de estos elementos podemos especular que Holmes necesitaba, para sentirse a gusto, tener al menos 50 gr. de tabaco disponible, que llenarían la puntera y equivale a la cantidad de los paquetes que encontramos hoy en el mercado.


Ejemplar que pueden ver en el museo londinenese del 221b Baker Street. Abajo, la versión de la exposición de 1951 que se conserva hoy en el pub Sherlock Holmes. Vemos otros detalles como la navaja que pincha la correspondencia pendiente



Tres maneras de servirse tabaco de la pantufla persa según sendas interpretaciones de tres de los actores que han encarnado a Sherlock Holmes: Basil Rathbone (en The Woman in Green) con un gesto displicente, Vasily Livanov (en El perro de los Baskerville) tranquilo y minucioso; el análisis de Jeremy Brett (en «La casa vacía») coincide con el nuestro e imprime una actitud compulsiva

Babucha Persa

Otra heterodoxa manía de Holmes se consigna en «El pulgar del ingeniero»:

Sherlock Holmes, tal como me esperaba, pasaba el rato en su sala de estar en batín, leyendo la columna de sucesos de The Times y fumando su pipa de antes del desayuno, que se componía de todos los restos y fondos de pipa procedentes de las que fumó la víspera; todos ellos cuidadosamente secados y recolectados en una esquina de la repisa de la chimenea.

En el futuro tendremos ocasión de volver sobre los hábitos fumadores de Holmes, las diferentes pipas que se le atribuyen y su afición por cigarrillos y cigarros puros.

Este artículo se publicó originalmente el domingo 8 de junio de 2008 en El Predicador Malvado.

lunes, 17 de noviembre de 2008

221b Baker Street: interiores

Quedaba pendiente otra entrada sobre el 221b de Baker Street. Si en la ocasión precedente nos ocupamos de su ubicación, hoy lo haremos de su interior. Hemos hablado largo y tendido de la intensa relación del mundo de ficción holmesiano con la realidad; esa relación que ha llevado a muchos a buscar la ubicación de la vivienda ha llevado a otros a imaginar cómo sería su interior «en realidad». Esta búsqueda ha dado lugar a reconstituciones, exposiciones, maquetas, etc.
A todo lector le hubiera gustado visitar esa sala, punto de partida y de llegada de tantas aventuras, centro de la tela de araña desde la cual Holmes vigilaba Londres, atento a cualquier vibración producida por los enjambres criminales de la capital; por ello tales reconstituciones han de ser minuciosas; para no defraudar las espectativas de los visitantes más expertos y satisfacer a sus fanáticos creadores. Cuentan con diferentes elementos que podemos clasificar en las categorías siguientes:

Watson desbordado por los acontecimientos en La vida privada de Sherlock Holmes, 1970, interpretado por Colin Blakely. Vemos la legión de honor, el maletín de médico, el gasógeno, el tántalo, la mesa de química y la de comer
Watson(Howard Marion-Crawford)
A mediados del siglo último, la mayor parte de las adaptaciones no prestaba especial cuidado por respetar los detalles canónicos en la decoración de la residencia de Holmes; la serie de televisión protagonizada por Ronald Howard como el detective y H. Marion-Crawford como Watson (en la imagen) fue una afortunada excepción. Momento del episodio «The Case of the Pennsylvania Gun» (1954)

-Elementos mencionados en el Canon como parte del decorado; existen descripciones más o menos prolijas:
  • Consistían [los apartamentos] en un par de cómodos dormitorios y una amplia y ventilada sala de estar, amueblada de manera agradable e iluminada por dos anchas ventanas. (Estudio en escarlata)
  • Allí estaba el rincón de química, con su mesa moteada por ácidos. Allí seguía, alineada en su anaquel, la formidable colección de álbumes de recortes y libros de referencia que tantos buenos ciudadanos de Londres hubieran estado encantados de quemar. Los diagramas, el estuche del violín, el soporte para pipas e incluso la pantufla persa que contenía el tabaco [...] («La casa vacía»)
  • Caminé lentamente por la habitación, examinando los retratos de criminales célebres con los que estaba decorada cada pared. Finalmente, en mi vagar sin rumbo, llegué a la repisa de la chimenea: restos de pipa, bolsas de tabaco, jeringuillas, navajas, balas y otras reliquias se desperdigaban sobre ella. (En el dormitorio de Holmes en «El detective moribundo»)
A esto habría que añadir detalles mencionados aquí y allá, como la alfombra de piel de oso sobre la que se desmaya el director del «Priory School», los retratos del general Gordon y de Henry Ward Beecher («La caja de cartón») o las iniciales V.R. que escribe el detective a disparos en una de las paredes del salón, los puros en un cubo de carbón y la correspondencia pendiente clavada con una navaja en la repisa de la chimenea («El ritual de los Musgrave»). Algunos elementos se mencionan en varias ocasiones, como el gasógeno o la antedicha zapatilla persa. Por supuesto, pipas, lupas, objetos caseros, ropas y otros muchos cachivaches.

Vista de la reconstitución del museo londinense de Baker Street; tomada de The Mysterious World of Sherlock Holmes, de Bruce Wexler (detalle)

-Elementos mencionados en el Canon, pero no como parte del decorado de las habitaciones: algunos de ellos es verosímil que se encontraran allí, como recuerdos de las aventuras, pero en las reconstrucciones encontramos a menudo objetos tan peregrinos como:
  • Objetos que nunca fueron propiedad del detective, como las herraduras especiales de «Priory School» e incluso joyas de gran valor recuperadas por Holmes y que, sin duda, volvieron a sus dueños legítimos.
  • Pruebas materiales que deberían estar en los almacenes de la policía, como armas de los criminales o la piedra usada como peso para arrastrar pistola en «El puente de Thor».
  • Imposibles; como uno de los seis bustos de Napoleón de la aventura a la que dan nombre, ya que fueron destruidos en su totalidad.
Aceptamos su presencia en las reconstrucciones como ilustradoras del universo holmesiano.

Imagen tomada de la serie de Granada, del capítulo «El tratado naval»

-Objetos extracanónicos fijados por la tradición iconográfica: los más representativos son:
  • El deerstalker (generalmente conocido en español como «gorra de detective»).
  • La capa inverness (generalmente conocida en español como «abrigo de Sherlock Holmes»).
-Objetos inferidos; por ser típicos en un hogar de finales de la época victoriana, de los estudios criminales o medicinales de entonces, o bien relacionados con alguna de las características conocidas de los inquilinos. Por lo que podemos ver, aunque no se mencionen en el Canon:
  • Recuerdos de Afganistán en la alcoba de Watson.
  • Una cabeza frenológica.
  • Un tablero de ajedrez.
  • Un tántalo.
  • Un florete, un punchingball...
...y un largo etcétera.

De los planos, nos ofrecemos tres ejemplos, todos ellos elaborados con cuidado para no cotradecir el Canon en la disposición de los elementos y, en diferente medida, cubren las ambiguedades con extrapolaciones y las ilustraciones originales:
La sala principal, por David Richardson, para ilustrar su interesante artículo «A Realistic 221b?»

Por Ernst H. Short y publicado originalmente en el Strand Magazine en 1948. Tomado de Sherlockian.net
Este otro se lo debemos al americano residente en Tokio Russell Stutler. Tomado de la página del artista

De las maquetas, destacamos la que debemos a Nancy Garcés-Saroli, vean una imagen:
Encontrarán más fotos aquí, comparadas con la recreación de la sala del museo de Lucerna en la que está inspirada

En cuanto a las recreaciones a escala real, las encontramos en museos y exposiciones y como escenario en las adaptaciones fílmicas. Preferimos entre estas últimas, por su exactitud y belleza, las de la serie producida por Granda, con Jeremy Brett como Holmes y la del largometraje de Billy Wilder La vida privada de Sherlock Holmes.

Museos que exponen una reproducción de las habitaciones de Baker Street o, al menos, del cuarto de estar, hay un buen número desperdigado por el Mundo. Sólo en Londres había 3:

  • The Sherlock Holmes Museum; sito en el actual 221b de Baker Street, no tiene pérdida. Como en los relatos, el edificio es de época georgiana y la disposición de las habitaciones y otros elementos corresponde con la descripción, incluso en el número de escalones para subir desde el bajo, que es una tienda de recuerdos, hasta el primer piso, donde se encuentran las habitaciones de los personajes y el salón. En el tercer piso, se recrean escenas de algunos de los casos.
  • The Sherlock Homes pub; lo encontrarán en Northumberland Street, ya saben, la calle donde se alojaba sir Henry Baskerville, a un paso de Charing Cross. Exhiben interesantes piezas procedentes de la magnífica y completísima exposición que vio Londres en 1951 y que ilustran muchos de los casos relatados por Watson, así como de los sólo mencionados. En la planta superior se expone la reproducción de la sala de estar, algo abigarrada.
  • La tercera versión, también con problemas de espacio, se podía visitar hasta hace dos años en Baker Street, justo enfrente del museo. The Sherlock Holmes Memorabilia era poco más que una tienda de recuerdos, pero contaba con un piso superior en el que se podían ver los maravillosos props originales de las series de Granada. Ahora es un comercio y no hemos conseguido averiguar qué ha sido de esa magnífica colección.
La recreación expuesta en el pub Sherlock Holmes













A la izquierda, los buenos tiempos del Sherlock Holmes Memoriabilia, a la derecha, el local libre para alquilar en marzo de 2007; ahora venden recuerdos de la historia del rock

De otros 221B de Baker Street en el Mundo mencionaremos, sin ánimo de exhaustividad:
  • El del museo SH de Lucerna, Suiza, fundado por el hijo de Conan Doyle. Amplio y detallado: contó con la colaboración del creador de la mencionada exposición londinenese de 1951.
  • El del museo SH de Meiringen, Suiza. Situado en las cercanías de las cataratas de Reichenbach, donde supuestamente se precipitaron Holmes y Moriarty en un abrazo mortal.
  • El de la biblioteca de la Universidad de Minnesota, USA, que cuenta, además, con la colección de documentos shelockianos más grande del mundo y con una maqueta de la sala.
  • El de Los Ángeles, con muchos detalles, en particular, una buena colección de gasógenos.
  • El del Sherlock Holmes Museet de Nykobing, Dinamarca, aunque viendo la foto se diría que su buena voluntad es superior a sus medios.
Imagen del Sherlock Holmes Museet de Nykobing, tomada de The Mysterious World of Sherlock Holmes

Este post es el punto de partida de la categoría «objetos», que comentaremos por que estén implicados en una incongruencia, en una estrategia narrativa o bien porque son extraños hoy en día y al lector le gustaría saber qué es una «linterna sorda», un «hansom cab», un «gasógeno», etc.; explicación inútil en muchos casos para los holmesianos avezados, pero que incluiremos de todos modos arrastrados por nuestro afán enciclopédico. Naturalmente, esta sección no se ocupará únicamente de los objetos que se encuentran en Baker Street; dedicará especial atención a aquellos que, por su fuerza, se han explotado abundantemente en adaptaciones, incluso en las mas infieles.

Capitular montada sobre una imagen de Sin pistas, 1988

domingo, 16 de noviembre de 2008

Holmes y Monk


Vimos en la entrada precedente una introducción general a cómo Holmes influye en las ficciones televisivas actuales. Es un asunto sobre el que volveremos en el futuro, hoy nos centramos en una serie en particular: Monk. Para entender el personaje partiremos de dos principios:

1.Cada héroe tiene sus poderes o, como mínimo, habilidades particulares y en contrapartida sus debilidades: así Superman no soporta la kryptonita y Doraemon teme a los ratones y se pirra por los dorayaki.
2. Por otra parte toda la historia del whodunit puede interpretarse como un análisis de Sherlock Holmes: todo escritor de este tipo de tramas está obligado a plantearse en qué va a parecerse o diferenciarse su propio detective del de Baker Street.


Pero imaginemos por un momento a Holmes: un tipo capaz de darse cuenta de cualquier detalle, por insignificante que parezca; de una traza de ceniza de cigarro a las diferencias entre los barros de los distintos barrios de Londres ¿no podríamos pensar que se trataba en realidad de un obsesivo compulsivo ?

Lo brillante del análisis de Holmes al origen de Monk es que hace indisociables sus habilidades de sus debilidades; ambas son manifestaciones directas de su patología. Si ve los detalles que no encajan es porque le molestan terriblemente, si lucha contra el crimen es por poner orden en la jungla exterior que le aterroriza. Esto se explicita con la frase leitmotiv de la serie «Es un don… un don y una maldición».

Esta coherencia del personaje principal beneficia también a personajes secundarios, en paralelismo con Watson y Mycroft Holmes:

Conan Doyle tenía siempre que buscar alguna excusa para hacer acompañar a sus detective por el Dr. Watson (especialmente desde que este se casa ¡en la segunda de sus aventuras!); aquí la excusa no es necesaria; es evidente que Monk no podría desenvolverse en la vida sin asistencia; siguiendo la misma lógica, Sharona (la Watson de Monk en las primeras temporadas) es enfermera y hereda así, de forma completamente natural, el carácter sanitario de Watson.

Adrian y Ambrose, interpretado magistralmente por John Turturro,
en el episodio «Mr. Monk vuelve a casa otra vez
»



El Sherlock de las series producidas por Granada TV, Jeremy Brett,
con su hermano; Charles Gray componía un Mycroft impresionante,
pero más dinámico que el literario

El paralelo es todavía más evidente en los hermanos, Mycroft Holmes y Ambrose Monk. Ambos aparecen en muy pocas aventuras (Mycroft en cuatro y Ambrose en dos, por el momento) su existencia era desconocida por ambos asistentes de detective (ya que, aunque vivan en la misma ciudad, no se frecuentan) con la consiguiente sorpresa cuando se revela. Ambos tienen las capacidades de observación y deducción desarrolladas en un grado aún más elevado que sus respectivos hermanos menores, pero cuentan con el gran hándicap de no poder moverse, lo que les incapacita para la vida detectivesca. El misántropo Mycroft sólo sale de su casa para ir al vecino Club Diógenes (cuya regla principal es que los miembros no pueden hablarse entre ellos) Ambrose, por su parte, padece (entre muchas otras manías) agorafobia, por lo que en el momento de su aparición en la serie hacía varias décadas que no ponía un pie fuera de casa.


El momento clásico de la entrada de Mycroft,
en la versión de la serie de Granada;
los dos hermanos observan y deducen frente a la ventana de Club Diógenes

La escena paralela en el capítulo «Mr. Monk y las tres tartas»

Mycroft hace su aparición en «El intérprete griego», sin embargo, el capítulo en el que entra Ambrose se parece más a «La aventura de los seis napoleones»: en ambas el malo ha de recuperar una serie de objetos idénticos, en el interior de uno de los cuales debería hallarse el MacGuffin. En este caso tartas de cereza en lugar de bustos de Napoleón; el inicio del capítulo recuerda a El ministerio del miedo de Fritz Lang

La mayor agudeza del hermano mayor se demuestra en ambos casos en deducciones basadas en observaciones efectuadas a través de una ventana; la escena toma visos de competición fraterna y es ocasión de gran asombro para Watson y Sharona.

Como en el caso de Adrian, los «poderes» de Ambrose son inseparables de sus debilidades y quedan (así como la difícil relación con su hermano) explicados por sus trastornos psiquiátricos. Sherlock y Adrian son freaks y eso les permite realizar hazañas por las que obtienen reconocimiento; sus hermanos llevan ese mismo frikismo a un punto tan extremo que les aisla del mundo exterior, que, por consiguiente, les ignora. En ese sentido recuerdan a los hermanos (en la realidad, esta vez) Charles y Robert Crumb, tal como aparecen en el documental de 1994 sobre el famoso dibujante underground.

Este artículo es la reelaboración definitiva de dos : Monk (1) y Monk (y 2), publicados en el blog El predicador Malvado. Las dos capturas de pantalla del capítulo de Monk Las tres tartas, proceden de aquí; estoy particularmente encantado con la capitular y, para hacerla, usé una estatua de Napoleón encontrada aquí.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Herederos de Sherlock Holmes

La sombra de Sherlock Holmes se alarga hasta nuestros días y son numerosas las ficciones narrativas, televisivas en particular, que beben del Canon y esto a todos los niveles de análisis: técnicas narrativas, construcción de los personajes, elementos argumentales, etc.

Las revistas decimonónicas publicaban novelas por entregas; cada episodio continuaba la intriga hasta que ésta finalizaba en el último: la próxima vez que lean El Conde de Montecristo, fíjense en cómo Dumas acaba a menudo los capítulos con un cliffhanger. Doyle tuvo la idea de hacer episodios independientes, cuya acción concluyera cada vez, y que el nexo entre ellos fuera el personaje protagonista. El autor habla de esta técnica, hoy común en muchas series televisivas, en Memorias y aventuras:
Pensaba desde hace tiempo que el folletón tradicional tenía más inconvenientes que ventajas, pues un un lector que se perdiera un número podría desinteresarse de la revista. La mejor solución consistía en mantener sólo un personaje, guardando la autonomía de cada entrega. El comprador estaba así seguro de perderse nada. Creo haber sido el primero en advertirlo y The Strand Magazine la primera revista en aplicarlo.

Monk y Sharona

Sharona representa un vínculo con el mundo exterior en la aislada vida de Adrian Monk. Imagen del capítulo número 14 de la segunda temporada, «Mr. Monk and the Missing Granny», tomada de aquí

En cuanto al recurso de contar la historia a través de un personaje narrador no protagonista no es original de Doyle: tiene sus raíces en Platón, como tendremos ocasión de ver; su antecedente más inmediato sería el ciclo Dupin de Edgar Alan Poe. Sin embargo la explotación del sistema que se desarrolla a lo largo de las historias holmesianas es tal que se han convertido en el ejemplo por antonomasia de este modo narrativo.

Naturalmente, las series de asunto detectivesco son las más dadas a tomar elementos holmesianos. Las protagonizadas por un detective genial están fatalmente obligadas a definirse según su relación con Holmes; si lo hacemos bajo, es para que no sea como él, si lo hacemos alto, es una referencia directa: Poirot tiene bigote porque Holmes no tenía, Maigret fuma pipa porque Holmes fumaba y así. Entre las series recientes, la que ha tomado una posición más coherente en este terreno es Monk, cuyas referencias a Sherlock Holmes tendremos ocasión de analizar. Entre las series que han conseguido crear un referente original, desmarcándose del paradigma holmesiano, quizá la mejor sea Colombo.

House en el 221b
¿Dónde vive House? Elemental, querido Wilson, en el 221b. Imagen del capítulo número 16 de la segunda temporada, «Safe»

No obstante, la serie cuyas referencias holmesianas se han hecho más populares es más de asunto médico que policiaco. Se trata, naturalmente, de House:
Drogadicto genial, su único amigo es el dr. John W., residente en el 221b, arrogante y misántropo, melómano, etc. El censo más completo de rasgos comunes entre ellos pueden encontrarlo aquí, acompañado una lista de citas paralelas entre las dos series.

Batman y HolmesRobert Downey jr

Pues sí, Batman está parcialmente inspirado en Holmes, según el testimonio de sus creadores. A la derecha, una foto de rodaje de la esperada película con Rober Downie Jr. como Holmes, que pretende explotar la habilidad del detective en artes marciales. Tomada de aquí

Alejándonos del whodunit, encontramos en los protagonistas de series policiacas más «de acción» habilidades, hoy día prácticamente indispensables, que Sherlock Holmes fue el primero en incluir en su panoplia de detective. Bill Finger, el cocreador, junto a Bob Kane, de Batman, dijo haberse inspirado en Holmes «en su doble interpretación de Batman como un maestro de artes marciales y un científico» (cf. Wikipedia). En efecto, Holmes fue un pionero en ambos aspectos: fue el primer personaje de ficción europeo en practicar artes marciales japonesas, antecediendo por dos años a su introducción en Inglaterra en la realidad. Holmes usó y promocionó los métodos científicos en el examen de la escena del crimen y el análisis de las pruebas, por lo que podemos decir que C.S.I. y sus epígonos son consecuencia directa de Holmes, ya que no sólo fue pionero en la ficción, sino que sirvió de inspiración a los creadores reales de esa rama de la criminología. Dedicaremos próximamente sendos post a desarrollar estos dos aspectos del personaje; no se los pierdan.

La letra capitular está montada sobre una imagen de una de las películas con Arthur Wontner como Holmes, una adaptación de «Silver Blaze» con intervención de Moriarti y los Baskervilles (1937). Este artículo se publicará simultáneamente en la sección «Sherlock Holmes del blog» El predicador Malvado.