domingo, 27 de diciembre de 2009

Holmes 2009

Desde que se filtraron las primeras informaciones sobre el Holmes de Ritchie andaba revuelta la afición y las quejas de los puristas no se hicieron esperar. No obstante, el holmesiano debería estar curtido en encajar las adaptaciones libres, algunas de ellas muy notables, como la de dibujos animados ideada por Miyazaki o The Young Sherlock Holmes ¡Que mas lejos de Doyle que los clásicos de la Universal protagonizados por Rathbone! Algunos se quejaban de que en esta versión Watson seria más alto que Holmes, olvidaban el precedente clásico del Hound de la Hammer, donde Andre Morell superaba a Peter Cushing por varios centímetros. Otros de que anunciaba ser una película de acción, violenta y comercial. Pero los originales canónicos eran precisamente literatura popular y comercial, dirigidos al mismo público que esperaba ávido las noticias sensacionalistas y truculentas de los asesinatos de la época. Olvidaban igualmente la faceta holmesiana opuesta al detective de sillón, es decir, el hombre de acción.

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La faceta de detective de sillón en el 221b de Baker street. Una fachada georgiana, como mandan los cánones, un interior quizá demasiado lujoso

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Pintura de John Watkiss para preparar la estética de la película, tomada de Gallery Nucleus

Esta nueva película da una muy inteligente lectura del personaje.
Uno de los aspectos más interesantes del original literario es su carácter de obra abierta; a menudo hemos señalado como sus incoherencias estimulan las posibilidades de lectura. Otro tanto cabe decir de las magnificas ideas que apunta Doyle con frecuencia, pero que no llega a desarrollar, provocando la frustración del lector y dando la coartada perfecta a los adaptadores y escritores de pastiches:
¿Quién no ha deseado que se sacara mas partido del personaje fascinante de Moriartiy ? Aparece como personaje en solo una de las aventuras, con alusiones en algunas otras.
¿Y qué decir de Irene Adler, que aparece solo en una? Numerosos pastiches le atribuyen idilios con el Detective, más interesante todavía sería desarrollar la ambigüedad de la relación que les une.

Ganzua
En Scotland Yard se sienten felices de que Holmes esté del lado de la ley

Se nos dice que Holmes participaba en combates de Bare-knuckle boxing y era conocido en el ambiente de los luchadores, pero no le llegamos a ver en uno; las referencias a su habilidad en singlestick se despliegan en un solo relato, las artes marciales japonesas en otro; nunca le vemos ejercer la maestría que Watson le atribuye en esgrima. Sobres estos aspectos ya tuvimos ocasión de subrayar aquí las referencias del Cánon a los deportes de combate. Otro tanto ocurre con sus accesorios; en REDH se nos dice que una fusta es su arma favorita, solo en un par de relatos mas se alude a ella, en otro par de ocasiones a su equipo de ganzúas.

La mujer
La Mujer: los estímulos emocionales podrían perturbar la máquina de pensar que es Holmes

Tendrán ocasión de disfrutar de todos esos aspectos en la película y algunos otros: la Mujer, más astuta que nunca, ganzúas, fusta y combates, en los que Watson es un amigo con el que se puede contar, tal como se le describe en el Canon.
La adaptación de Watson a la pantalla es un elemento delicado: al verse enajenado de su función narratólogica a veces se le han atribuido tareas ingratas o, simplemente, no se ha sabido que hacer con él. Aquí, además de la faceta física que acabamos de mencionar, vemos su relación con Holmes y su eficacia investigadora (inteligente sin llegar a la brillantez holmesiana).
No solo en Watson, en otros personajes vemos que, pese a ser una película de acción, hay cierto análisis: incluso Lestrade tiene algún detalle que le presta profundidad. Las alusiones a Moriarty están contadas y en relación directa con la equilibrada estructura de la trama, que deja un final abierto para la creación de una serie, pero da una conclusión de la intriga satisfactoria para el espectador. Mary Morstan y el villano Blackwood resultan más planos, ya que se limitan al tópico.

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Es imposible que un objeto de uso diario no conserve marcas de su propietario

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Basil Rathbone comprueba el efecto del violín sobre las moscas

Otros valores de la película son los sórdidos ambientes victorianos, los elementos steampunk y el humor. Por todo ello podrán disfrutarla tanto neófitos como Holmesianos avisados. Además, a la atención de estos últimos, se incluyen numerosos guiños: tanto referencias al Canon: deducciones sobre un reloj (referencia a SING) condescendencia hacia la capacidad de médico de Watson por no conocer cierta droga (referencia a DEVI) etc. como a otras adaptaciones a la pantalla; el efecto del violín sobre las moscas (Las aventuras de Sherlock Holmes, 1939) o la transformación de imágenes reales en grabados de epoca en los créditos finales (como en ciertos episodios de la serie de Granada).

Esperamos que las continuaciones lleguen pronto.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Estirpe de espadachín

Este artículo fue publicado originalmente en el Predicador Malvado el 28 de febrero de 2008, lo incluimos aquí ya que versa sobre uno de los Holmes mayores de la historia del cine, Basil Rathbone, y como complemento al artículo que vimos aquí sobre las habilidades del Detective en deportes de combate.

cuando, este verano, hablábamos de los espadachines cinematográficos, hubimos de lamentar no poder ver el duelo de El capitán Blood de 1935, la segunda versión cinematográfica del clásico de Sabatini; el capitán del título, encarnado por Errol Flinn, se enfrenta al malvado pirata francés Levasseur. Helo aquí por fin, gracias a la magia de YouTube:

Encarnar villanos era la especialidad del gran Basil Rathbone, al que le faltaban cuatro años para calarse por primera vez el deerstalker en el Perro de los Baskervilles y convertirse en el Holmes cinematográfico por excelencia. Y ya ven lo bien que lo hacía; su mirada aviesa era perfecta para científicos locos, traidores, usurpadores, comunistas, etc. a demás, a veces unía su maldad a su habilidad con la espada, como en Robin Hood o La marca de el Zorro, cuyo duelo final, contra Tyrone Power está lleno de violencia:


Gracias a arcFordPrefect por el vídeo

Pero volvamos al capitán Levasseur ¿no les recuerda a alguien? Veamos dos ejemplos de representación del capitán Garfio antes de que pasara el rodillo iconográfico y comercial de Disney, con su adaptación de Peter Pan de 1953:
















Cartel de la versión cinematográfica de 1924. Boris Karloff en un montaje teatral en 1950

Ilustración por Alice B. Woodward

Sin duda Disney dio elementos inéditos a su Hook procedentes de Rathbone y así nos ha sido legado: también influiría más tarde en Íñigo Montoya:

Ínñigo Montoya es un avatar del espadachín sombrío, tanto en su vertiente de adversario como de compañero del héroe; héroe que en La princesa prometida está basado también en los piratas de Errol Flynn, no en vano Cary Elwes interpretó igualmente la parodia de Robin Hood de 1993

Se podría discutir si estas influencias son directas o no, si son conscientes o inconscientes, pero es indudable que Rathbone a contribuido a la formación de los paradigmas iconográficos del espadachín oscuro y del pirata elegante.


El personaje de la capitular es Rathbone en un cartel publicitario de Chesterfield. Si los propietarios de las imágenes tienen algún problema en que sean reproducidas aquí, pese a que sea sin fines comerciales, sírvanse en comunicármelo y las retiraré inmediatamente.

martes, 24 de noviembre de 2009

El irlandés ingrato

Aunque harto conocido de los parroquianos de esta casa, hemos creído oportuno reproducir aquí el poema que Borges dedicó al Detective y publicó en la colección Los conjurados, de 1985. El autor argentino subraya las inverosimilitudes del personaje, de manera que completa, a manera de contrapunto, los diferentes artículos aquí publicados sobre la relación de Holmes con la realidad. Hay otra razón, más importante aún, para releerlo: Borges manifiesta en diversas ocasiones su interés por la novela policíaca y por Homes en particular, esto justificará que echemos mano de sus ideas literarias en el análisis que emprenderemos en uno de los artículos en los que estamos trabajando: «Terror mortal en un correo».

No salió de una madre ni supo de mayores.
Idéntico es el caso de Adán y de Quijano.
Está hecho de azar. Inmediato o cercano
lo rigen los vaivenes de variables lectores.

No es un error pensar que nace en el momento
en que lo ve aquel otro que narrará su historia
y que muere en cada eclipse de la memoria
de quienes lo soñamos. Es más hueco que el viento.

Es casto. Nada sabe del amor. No ha querido.
Ese hombre tan viril ha renunciado al arte
de amar. En Baker Street vive solo y aparte.
Le es ajeno también ese otro arte, el olvido.

Lo soñó un irlandés, que no lo quiso nunca
y que trató, nos dicen, de matarlo. Fue en vano.
El hombre solitario prosigue, lupa en mano,
su rara suerte discontinua de cosa trunca.

No tiene relaciones, pero no lo abandona
la devoción del otro, que fue su evangelista
y que de sus milagros ha dejado la lista.
Vive de un modo cómodo: en tercera persona.

No baja más al baño. Tampoco visitaba
ese retiro Hamlet, que muere en Dinamarca
que no sabe casi nada de esa comarca
de la espada y del mar, del arco y de la aljaba.

(Omnia sunt plena Jovis. De análoga manera
diremos de aquel justo que da nombre a los versos
que su inconstante sombra recorre los diversos
dominios en que ha sido parcelada la esfera.)

Atiza en el hogar las encendidas ramas
o da muerte en los páramos a un perro del infierno.
Ese alto caballero no sabe que es eterno.
Resuelve naderías y repite epigramas.

Nos llega desde un Londres de gas y de neblina
un Londres que se sabe capital de un imperio
que le interesa poco, de un Londres de misterio
tranquilo, que no quiere sentir que ya declina.

No nos maravillemos. Después de la agonía,
el hado o el azar (que son la misma cosa)
depara a cada cual esa suerte curiosa
de ser ecos o formas que mueren cada día.

Que mueren hasta un día final en que el olvido,
que es la meta común, nos olvide del todo.
Antes que nos alcance juguemos con el lodo
de ser durante un tiempo, de ser y de haber sido.

Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una
de las buenas costumbres que nos quedan. La muerte
y la siesta son otras. También es nuestra suerte
convalecer en un jardín o mirar la luna.


La foto de la capitular está tomada de Famous People.

martes, 14 de julio de 2009

Antecedentes orientales del whodunit

Los casos de Daniel, detective consultor, y el camello tuerto
Con diversas mejoras, este artículo retoma dos publicados con anterioridad en El Predicador Malvado
Destacamos aquí algunos cuentos que se podrían reivindicar con justicia como precedentes de la novela policiaca en su variedad whodunit y, más concretamente, de la figura del detective al estilo de Sherlock Holmes o Dupin, capaces de sacar conclusiones sorprendentes basándose en pequeños indicios o investigar basándose en la razón y en pruebas contrastables. En primer lugar vamos a hablar hoy de Daniel, cuyas aventuras pueden encontrar en el libro de la Biblia que lleva su nombre.

El caso de «Susana y los dos viejos verdes» (Daniel 13) no lo transcribiremos en su versión bíblica, ya que lo pueden leer aquí: transcribimos la versión de las Mil y una noches, según la edición de Rafael Cansinos Assens (noche 259):

El asunto de Susana y los viejos pintado por Artemisia Lomi Gentileschi

Cuentan también que en antiguos tiempos y en años pretéritos había una mujer honesta de Beni-Isral, la cual era muy religiosa y observante de su fe e iba todos los días a la sinagoga a realizar sus prácticas devotas.
Había junto a la sinagoga un jardín y todos los días, cuando la mujer iba a la sinagoga, pasaba por él. Eran los jardineros dos hombres ya viejos; pero sucedió que se enamoraron de la mujer los dos y la requirieron de amores, sin lograr obtener sus favores. Y los dos viejos entonces le dijeron:
Como no te entregues a nosotros te acusaremos de ser una ramera.
¡Alá me defenderá! respondió ella. Y se dirigió hacia la puerta. Los viejos entonces empezaron a gritar con tal fuerza que en seguida acudió allí un gran gentío, de todas partes venido.
¿Qué os sucede? preguntaba a los dos viejos la gente.
Y los dos viejos respondieron:
Habéis de saber cómo hemos encontrado a esta mujer en el jardín fornicando con un muchacho que, al tratar de cogerlo, se nos escurrió de entre las manos.
Oído que hubieron aquello mandaron pregonar al joven por espacio de tres días seguidos, pasados los cuales habían de lapidarlo donde lo encontrasen.
Pregonaron después otros tres días a la mujer, y todos los días iban los dos viejos a ver a la mujer y le ponían sus manos sobres la cabeza y le decían:
—¡Loado sea Alá, que hizo descender sobre ti su vindicta!
Pero cuando ya iban a matar a pedradas a la mujer presentose Daniel, que era un mancebo de doce años y el primero que profetizó sobre el enviado de Alá (sean con Él la oración y la paz).
Y Daniel díjoles a los que iban a lapidar a la mujer:
No os precipitéis a lapidar a esta mujer hasta que yo entienda en su caso como juez.
Trajéronle luego un sillón y en él se sentó y procedió a interrogar a los viejos por separado, y dizque Daniel fue el primero que implantó el procedimiento de contrastar con el rigor debido la veracidad de los testigos.
Y díjole Daniel al uno de los viejos:
Di ¿qué fue lo que viste?
Respondió el viejo contándole su cuento.
Bien dijo Daniel ¿En qué lugar de huerto pasó eso?
En la parte de Levante Respondió el anciano y al pie de un peral.
Procedió Daniel luego a interrogar al otro viejo y este le repitió el mismo cuento.
Y Daniel preguntole a su vez:
¿En qué lugar de huerto pasó eso?
En el lado de Poniente Respondió el anciano y por cierto que al pie de un manzano.
Estaba a todo eso la mujer allí en pie y alzaba su frente al cielo e invocaba a Alá para que la salvase de aquel trance fatal.
Y Alá (glorificado sea) escuchó a la mujer y mandó fuego del cielo que abrasó a los dos viejos, haciendo así resplandecer ante todos la inocencia de la mujer.
Y fue Daniel el primero que profetizó la venida de nuestro Profeta (sean con Él la oración y la paz perfectas).


Si el curioso lector coteja ambas versiones verá que, si bien en la de Las noches nos dan circunstancias novelescas para justificar la trama (si era tan virtuosa ¿qué hacía sola en un jardín? ¿por qué estaban allí los dos viejos todo el día?) mucho más sofisticado y prolijo en este aspecto es el relato bíblico, en el que explican también porqué estaba sola y el detalle erótico, ausente en nuestra versión, de porqué si era tan virtuosa estaba desnuda. Hay otra diferencia muy importante para el asunto que nos ocupa: la intervención divina al final de la versión milyunanochesca ¿de qué sirve descubrir con la razón si Dios puede intervenir y castigar a los culpables? la versión bíblica lapida a los dos viejos lascivos, con lo que se acerca más a la novela de detectives. Se puede argumentar que hay un elemento sobrenatural en la Biblia, porque Daniel parece saber el resultado antes de efectuar los interrogatorios, pero es mucho más sutil. En todo caso el género, en su estado puro, excluye el elemento sobrenatural, pero es una cuestión de la que nos ocuparemos más adelante. Existen otros relatos en Las noches que se podrían considerar de género detectivesco, por ejemplo, la «Historia del alfayate y el jorobado y el médico judío y el mubaschir y el cristiano corredor de comercio y de lo que entre ellos hubo pasado» (noches 25, 26 y 27) la «Historia de la bayadera decapitada» (noches 929 y 930) y, especialmente, la «Historia de Ali Jocha, el mercader, y su tarro de aceitunas» (noches 700 a 703, siempre siguiendo la edición de Cansinos).

El caso de «Daniel contra los sacerdotes de Bel» tiene un avatar en una de las aventuras del Príncipe Valiente, de Hall Foster: los sacerdotes son de Odín en este caso, pero no son ellos mismos quienes comen los alimentos sacrificados, sino ratas que se ocultaban en el ídolo. Gracias mil a Ramón San Miguel, por conseguirme la ilustración

Volviendo a Daniel, además del interrogatorio por separado de los implicados, introdujo otro avance capital en la ciencia de la detección: la observación de huellas de pasos y su utilización como indicio incriminatorio e incluso como prueba de cargo: se explica en su caso «Daniel contra los sacerdotes de Bel» (Daniel 14, 1-22, pueden leerlo aquí). Si son innumerables las aventuras detectivescas que usan las huellas de pasos como pista, aquí las cenizas donde se marcarán las ha dejado el propio detective previamente, con el fin de probar la existencia de un pasaje secreto, esto se relaciona directamente con una de las aventuras de Sherlock Holmes: GOLD, donde el detective usa el mismo truco con el mismo fin.

Estas dos aventuras no las encontrarán en la Biblia griega de los Setenta o en la Biblia Hebrea; fueron añadidas por Jerónimo en la Vulgata ¿se las sacó de la manga? ¡No! Eran leyendas semíticas que le llegaron a través de la tradición talmúdica.

Otra leyenda, de las leyendas que figuran en el Talmud, pero que es conocida con variantes en muchas regiones del mundo, es la del «Peregrinaggio di tre giovani, figliuoli del re di Serendippo; tradotto dalla lengua persiana in lingua italiana da M. Christoforo Armeno»; así se llama, al menos, la traducción veneciana de 1557, procedente de la versión persa que transmitió Amir Josrow. Fue difundida en inglés en una traducción de Maille y se suele conocer como «El camello tuerto». También contribuyó a su renombre el escritor Horace Walpole quien inventó el término serendipity inspirándose en este cuento. Como su título italiano indica, narra la aventura que aconteció a los tres príncipes de Serendip durante un viaje. Serendip es la isla más conocida con los nombres de Taprobana, Ceilán o Sri Lanka y sobre la que quizá volvamos en alguna ocasión. En cuanto al cuento, juzguen ustedes si merece su puesto en los precedentes de las novelas de detectives:

El discípulo miró al maestro en la profundidad de la tarde.
—Maestro ¿es bueno para el sabio demostrar su inteligencia?
—A veces puede ser bueno y honorable permitir que los hombres te
rindan honores.
—¿Sólo a veces?
—Otras puede acarrearle al sabio multitud de desgracias. Es lo que
les sucedió a los tres príncipes de Serendip que utilizaron distraídamente su inteligencia. Habían sido educados por su padre, que era arquitecto del gran Sha de Persia, con los mejores profesores y ahora se encaminaban en un viaje hacia la India para servir al gran mogol, del que habían oído su gran aprecio por el Islam y la sabiduría. Sin embargo, tuvieron un percance en su camino.
—¿Qué les pasó?
—Una tarde como esta, caminaban rumbo a la ciudad de Kandahar, cuando uno de ellos afirmó al ver unas huellas en el camino: «Por aquí ha pasado un camello tuerto del ojo derecho»
—¿Cómo pudo adivinar semejante cosa con tanta exactitud?
—Había observado que la hierba de la parte derecha del camino, la que daba al río, y por tanto la más atractiva, estaba intacta mientras la de la parte izquierda, la que daba al monte y estaba más seca, estaba consumida. El camello no veía la hierba del río.


Antiguo mapa de Taprobana, tomado de aquí

—¿Y los otros príncipes?
—El segundo, que era más sabio, dijo: «le falta un diente al camello»
—¿Cómo podía saberlo?
—La hierba arrancada mostraba pequeñas cantidades masticadas y abandonadas.
—¿Y el tercero?
—Era mucho más joven pero aun más perspicaz y, como es natural, en los hijos pequeños, más radical al estar menos seguro de sí mismo. Dijo: «
El camello está cojo de una de las dos patas de atrás. La izquierda, seguro»
—¿Cómo lo sabía?
—Las huellas eran más débiles en este lado.
—¿Y ahí acabaron las averiguaciones?
—No. El mayor, picado en esta competencia, afirmó: «Por mi puesto de arquitecto mayor del reino que este camello llevaba una carga de mantequilla y miel».
—Pero, eso es imposible de adivinar.
—Se había fijado en que en un borde del camino había un grupo de hormigas que comía en un lado y en el otro se había concentrado un verdadero enjambre de abejas, moscas y avispas.
—Se trata de un difícil reto para los otros dos hermanos.
—El segundo hermano bajó de su montura y avanzó unos pasos. Era el más mujeriego del grupo por lo que no es extraño que afirmara: «En el camello iba montada una mujer. Y se puso rojo de excitación al pensar en el pequeño y grácil cuerpo de la joven, porque hacía días que habían salido de la ciudad de Djem y no habían visto ninguna mujer aún».
—¿Cómo pudo saberlo?
—Se había fijado en unas pequeñas huellas de pies sobre el barro del costado del río.
—¿Por qué había bajado? ¿Tenía sed?
—El tercer hermano, absolutamente herido en su orgullo de adolescente por la inteligencia de los dos mayores, afirmó: «Es una mujer que se encuentra embarazada, hermano. Tendrás que esperar un tiempo para cumplir tus deseos».
—Eso es aun más difícil de saber.
—Se había percatado que en un lado de la pendiente había orinado pero se había tenido que apoyar con sus dos manos porque le pesaba el cuerpo al agacharse.
—Los tres hermanos eran muy listos.
—Sin embargo, su sabiduría les trajo muchas desgracias.
—¿Por qué?
—Por su soberbia de jóvenes. Al acercarse a la ciudad, contemplaron un mercader que gritaba enloquecido. Había desaparecido uno de sus camellos y una de sus mujeres. Aunque estaba más triste por la pérdida de la carga que llevaba su animal y echaba la culpa a su joven esposa que también había desaparecido.
—«¿Era tuerto tu camello del ojo derecho?» Le dijo el hermano mayor. «Sí» le dijo el mercader intrigado. «¿Le faltaba algún diente?» «Era un poco viejo» dijo rezongando «y se había peleado con un camello más joven». «Estaba cojo de la pata izquierda trasera.» «Creo que sí, se le había clavado la punta de una estaca.» «Llevaba una carga de miel y mantequilla.» «Una preciosa carga, sí.» «Y una mujer.» «Muy descuidada por cierto, mi esposa.» «Qué estaba embarazada.» «Por eso se retrasaba continuamente con sus cosas. Y yo, pobre de mí, la dejé atrás un momento ¿Dónde los habéis visto?» «No hemos visto jamás a tu camello ni a tu mujer, buen hombre, le dijeron los tres príncipes riéndose alegremente.
»

JerónimoHorace Walpole
Podríamos considerar a Jerónimo de Estridón un precursor de la novela policiaca en Occidente, por añadir varios relatos del género a la Biblia; aquí en un retrato de G. de la Tour. Horace Walpole es citado a menudo como iniciador de la novela gótica por su obra El castillo de Otranto; más que recomendable es la lectura de la recopilación publicada en español como Cuentos jeroglíficos. Retrato de Joshua Reynolds

—Eran muy sabios.
—Sí, pero el buen mercader estaba muy irritado. Cuando los vecinos del mercado le dijeron que habían visto tres salteadores tras su camello y su mujer, los denunció.
—¿Pero, ellos tenían razón?
—Los perdió su soberbia juvenil. Habían señalado todas esas características del camello con tanta exactitud que ninguno les creyó cuando afirmaron no haber visto jamás al camello. Y se habían reído del mercader, había muchos testigos. Fueron llevados a la cárcel y condenados a muerte ya que en Kandahar el robo de camellos es el peor delito, más que el rapto de esposas.
—Qué triste destino para los sabios.
—La cosa no acabó tan mal. La esposa se había escapado y pudo llegar antes de que los desventaran en la plaza pública como era costumbre para castigar a los ladrones de camellos. El poderoso emir de Kandahar se divirtió bastante con la historia y nombró ministros a los tres príncipes. Por cierto, que el segundo hermano se casó con la muchacha que estaba bastante harta del mercader.
—La sabiduría tiene su premio.
—La casualidad los salvó y aprendieron a ser mucho más prudentes a la hora de manifestar su inteligencia ante los demás.


Con esta moraleja les dejo por hoy.

Muchos datos valiosos, a prorpósito del cuento del Camello tuerto, los hemos tomado del interesantísimo artículo del Dr. Rafael Muci-Mendoza «Los ojos de Sherlock Holmes: Un detective aficionado y la mirada médica. II. Afianzamiento, ocaso y reemplazo de la observación directa». La transcripción de dicho cuento la hemos tomado de aquí, con pequeños cambios; puden consultar otras versiones como ésta. Como de costumbre en estos casos hemos consultado al parroquiano experto en asuntos persas; Manusaurio, mil gracias. La imagen de la capitular procede de una campaña publicitaria de la célebre marca de tabaco del dromedario.

domingo, 31 de mayo de 2009

Trailer

Quizá ya lo hayan visto ustedes, porque salió hace unos días, pero aquí lo tienen por si acaso. En algunos foros los puristas se escandalizan desde hace algún tiempo sobre esta película, aquí, como ya hemos dicho, preferimos esperar hasta haberla visto. Recordemos la palabras de Holmes en el tercer capítulo de STUD:

«No parece usted pensar mucho sobre el asunto que tiene entre manos— Dije finalmente, interrumpiendo la disquisición musical de Holmes —No hay datos— contestó —Es un error capital teorizar antes de tener todas las pruebas. Desvía el juicio.—»

En todos caso, encontramos elementos prometedores en el trailer:

martes, 19 de mayo de 2009

El gasógeno

Uno de los objetos mencionados en el Canon que merece una explicación es el gasógeno. De poco servirá al curioso dirigirse a la entrada correspondiente de la Wikipedia en español, o a la del diccionario de la RAE, ya que sólo traen, por el momento, acepciones relativas a otros ingenios capaces de extraer gas de materiales sólidos, pero que nada tienen que ver con el objeto que nos interesa.

A finales del s. XVIII se descubrió el medio de hacer limonada con burbujas añadiendo carbono; parece ser que dos sabios, Joseph Priestley y Torbern Bergman, llegaron al mismo hallazgo de manera independiente.

Gasógeno V&A Gasógeno SH Memorabilia
A la izquierda, ejemplar expuesto en el Victoria&Albert Museum, de Londres. A la derecha, el prop original usado en la serie de Granada cuando estaba expuesto en el desaparecido Sherlock Holmes Memorabilia, en Baker Street; abajo, el mismo en el episodio que adapta NAVI, con David Burke como Watson. Les invito a encontrar los gasógenos en las ilustraciones que acompañaron al post «Baker street: interiores»

El tratado naval: David Burke
A fines del siglo XIX se patentaron diferentes modelos de botella que permitirían a cada cual disponer de agua carbonatada a voluntad, con el fin de disfrutar de sus supuestas virtudes salutíferas o bien para prepararse un buen copazo. Este último uso es el que interesaba a nuestros amigos Holmes y Watson, que disponían de una de estas botellas en sus habitaciones de Baker Street; el famoso gasógeno. Uno de los problemas técnicos a los que se tuvo que hacer frente fue la tendencia de estas botellas a estallar: una medida de seguridad común era cubrirlas con una malla, que todavía vemos en los sifones actuales, aunque de plástico. El gasógeno, a diferencia de otros modelos de sifón, constaba de dos compartimentos de distinto tamaño; el mayor para contener el agua y el otro para una mezcla de ácido tartárico y bicarbonato de sodio, destinados a producir la reacción química deseada y que pueden ver aquí, gracias a la amibilidad del parroquiano y amigo Illuminatus:

2NaHCO3+HOOC-CH(OH)-COOH > 2CO2+2H2O+NaOOC-CH(OH)-COONa

Ahí estriba la gran ventaja del gasógeno respecto a otros sifones, ya que se podía rellenar en casa, sin necesidad de aparatos industriales. El funcionamiento del ingenio les parecerá aún más claro gracias a la ilustración siguiente, que presenta un esquema del mismo, así como los accesorios necesarios para su utilización y recarga (un simple embudo). Está tomado de Mixing it up, donde pueden encontrar más imágenes interesantes sobre este particular:


Gasógeno ingles

Gasógeno LAGasógeno Campbell
A la izquierda, uno de los ejemplares exhibidos en el museo sherlockiano de San Fernando Valley, California, de cuya página hemos tomadola imagen. A la derecha, un grabado de la época tomado también de la ya mencionada página
Mixing it up


Es un objeto fundamental en la ambientación del apartamento, como bien han entendido muchas de las mejores adaptaciones audiovisuales que lo incluyeron en el decorado: cuando el doctor regresaba de visita, durante su matrimonio, el detective le invitaba invariablemente a servirse de él:

«Lacónico, pero con una mirada amable, me invitó a un sillón con un ademán, me lanzó la caja de puros y me indicó unas botellas de licor y el gasógeno en el ricón.» (SCAN)

«Esperando ¿qué? —Ser asesinado, Watson [...] Pero nada nos impide ponernos cómodos entre tanto ¿no es así? ¿se permite el alcohol? El gasógeno y los cigarros están donde siempre.» (MAZA)

Ya saben, estimados parroquianos, si hemos igualmente de esperar a la muerte ¿qué mejor que hacerlo en compañía de los amigos, en un cómodo sillón, con un puro y una copa?

domingo, 8 de marzo de 2009

domingo, 1 de marzo de 2009

Imágenes lúdicas

Hemos publicado hoy en El predicador Malvado un post sobre los juegos como evolución de la literatura de vanguardia: la relación con el asunto de este blog es tangencial, salvo los aspectos relacionados con las reglas de Van Dine, pero ya tendremos ocasión de tratarlas en profundidad en el futuro. Vamos a rescatar, no obstante, de dicho post algunas de las imágenes que lo ilustran y que merecen ser observadas desde Camden House:
El coronel Mostaza y Mrs. Peacock, dos de los personajes del Cluedo, en la Frankling Mind edition, sin duda una de las más bellas, que data de 1996. Pueden ver más imágenes de la misma en la sección correspondiente que le dedican en esta mágnifica página sobre el célebre juego de tablero.

Cluedo
También nos interesa aquí este mapa, publicado en una edición de la novela de S.S. Van Dine, protagonizada por Philo Vance, The Scarab Murder Case, que hemos encontrado en Book Scans.

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Por último, les ofrecemos los dos primeros enigmas de Las aventuras de la Mano Negra (1965), de Hans Jürgen Press. Cada página de texto se acompaña en este libro por una ilustrada, a su derecha. Al final de cada sección de texto uno de los detectives de la pandilla la Mano Negra, formada por tres niños, una niña y una ardilla, encontraba una pista gracias a sus dotes de observación: una pregunta cerraba la página ¿por qué sabía el detective que alguien se escondida en la casa deshabitada? era la primera: el lector debía encontrar él mismo la pista en el dibujo:

Una vez encontrado el indicio, podíamos confirmarlo al comienzo de la página siguiente y así cada vez, lo que hacía avanzar paulatinamente la investigación. En la segunda imagen la pandilla se pregunta cómo el misterioso ocupante de la mansión hace para entrar, ya que las entradas están condenadas; resulta que hay un pasadizo secreto ¿dónde está la entrada?

Inicialmente los enigmas se publicaron en un semanario, de manera que cada semana había que esperar a la siguiente para confirmar la solución.

martes, 27 de enero de 2009

El simio y el detective

El lunes de la semana pasada conmemoramos el bicentenario de Edgar Allan Poe, el sábado próximo celebramos el día mundial del traje de gorila: ambas efemérides nos dan pie a tratar la relación de Holmes con los simios, con una pequeña referencia a Dupin:

El gorila ocupa un lugar mayor como expresión de nuestro inconsciente: como vimos en otro artículo, hereda el simbolismo de bajos instintos que siempre se habían expresado en la iconografía con monos, añadiendo componentes de fuerza y tamaño que lo hacen invencible, por lo que recupera los paradigmas de la bella y la bestia y de la fantasía de dominio-sometimiento sin límites físicos o morales.
Pero el gorila no se conoció hasta bien entrado el s. XIX y su primera descripción científica se hizo esperar hasta 1920, mientras tanto, y a la espera de King Kong, su expresión más perfecta, esas fuerzas de nuestro inconsciente buscaban donde encarnarse y los escritores decimonónicos ensayaban con distintos simios.

Los crímenes de la calle Morgue, por Aubrey Beardsley
Aubrey Beardsley subraya en esta ilustración para el relato de Poe la relación dominio-sometimiento


Poe echa mano del orangután en varias ocasiones: una de ellas, en las que la dominación y la brutalidad hacia las frágiles hembras humanas llega hasta al asesinato, es el célebre caso de Dupin «Los crímenes de la rue Morgue». En este caso se expresa también otra de las facetas de esa bestialidad: el simio como remedo imperfecto del ser humano, el «mono de repetición» cuando intenta un afeitado a la navaja navaja.
Pero vamos, por fin, a Sherlock Holmes. En «La banda moteada», al brutal y malvado padrastro de la damisela en apuros, el Dr. Roylottl, le gusta rodearse de animales salvajes, que no son más que la proyección de su propia animalidad: entre ellos se encuentra un babuino, que ronda libre por el jardín desde el anochecer junto con un guepardo. También los instintos asesinos del Dr. Roylott se liberan con la complicidad de la oscuridad.
Serge Voronoff
El inovador cirujano francés de origen ruso Serge Voronoff
 
Pero muy a menudo los instintos implican deseo y potencia sexual, como apuntábamos antes. En este ámbito encontramos un ejemplo perfecto en otro relato de Sherlock Holmes «La aventura del hombre reptante». El prestigioso y hasta entonces respetable Profesor Presbury se conduce de manera extraña; descubriremos que, con el fin de seducir a una joven, intenta recuperar el vigor juvenil inoculándose un suero procedente del langur carinegro. H. Rowenstalh, de Praga, que le suministraba las dosis, hubiera preferido tomarlo de un antropoide, categoría de la taxonomía de la época donde clasificaban a los grandes simios (orangutanes, gorilas y chimpancés) y equivalente al actual superfamilia Hominoidea, salvo en que excluían de ella al ser humano.

Langur carinegro (Presbytis entellus) en una fotografía de Wildphotons

Algunos autores, como David Stuart Davies, han considerado esta aventura holmesiana demasiado fantástica, demasiado cercana a la ciencia ficción más barata. Sin embargo, esta no era la percepción que tendría un lector de la época. En la fecha de la publicación del relato eran célebres las experiencias del doctor Serge Voronoff, por sus experimentos en los que injertaba glándulas de simios en testículos de seres humanos con el fin de rejuvenecerles. Muchos ricos acudieron a él para someterse a su terapia, de manera que la trama del relato se relaciona con una linea de investigación que, a principios del siglo XX, parecía prometer un exitoso desarrollo.

La capitular está montada sobre una imagen encontrada aquí.